jueves, 3 de mayo de 2012

la tía charo

Cogeré el primer tren que pase
camino del infinito,
cerraré los ojos para no verte
y seré sorda a tus gritos.
. Charo A. Morilla



Su último viaje ha sido a Luarca y allí resonarán su poemas.
Durante muchos años fue Charito Armario, hasta que un día decidió firmar como Charo Morilla, porque el amor a su padre, mi abuelo Miguel, no le restó independencia a esta mujer poeta, luchadora, valiente, guapa y generosa.
Hay veces que escribo para muy poca gente, y hoy es un día de esos, porque yo, que no soy de fácil llorar, hace un rato se me ha quebrado la voz cuando he hablado con Ana, la hija de mi tía Charo y me ha contado cómo ha muerto su madre.
Cuando uno se va quedando sin gente “por arriba ” y va perdiendo referencias de lo que fue tu familia, se abraza a los recuerdos para convertirlos en eternos, y es ahora cuando más me aferro a lo que durante mucho tiempo he ignorado, y lo hago gracias a Charo que no ha dejado de escribir y de contar su historia que es la mía y la de los míos.
Charo ha sido hasta el final una mujer comprometida con la memoria, porque perdió muy pronto a su padre y demasiado tempranamente a su marido, pero su voluntad no se quebró ni dejó que el tiempo borrase ni sus ilusiones frustradas ni sus sentimientos renovados a golpe de amor a sus hijos, José Miguel, Celsa,Maite y Ana y a sus nietos.
Sus últimos años los ha pasado echándole un pulso a la vida, ayudando a quienes no sabían tener un motivo para levantarse, dando recitales de sus poemas y leyendo el Quijote a quienes tal vez no habían oído hablar de Cervantes.
Yo, si algún día llegase a su edad – que va a ser que no – me daría con un canto en mis dientes postizos por hacerlo con su lucidez, inteligencia y su alegría de vivir, pero ya se sabe que estamos en tiempos de crisis y en esta época casi todo es de peor calidad.









Escrito en el Blog de Diego Armario, su sobrino, el día 4 de Abril de 2.012
http://diegoarmario.wordpress.com/2012/04/04/

Porque tú lo has querido, acepto



Los que conocisteis a mi madre sabéis de su afición y su talento poético. A veces solía bromear con ella y decirle que acabaría hablando en verso. Por eso queríamos despedirla con un poema. Mi hermana Maite me habló de una carta del obispo chileno Rafael Ángel Jara a su madre, del que me emocionó especialmente esta estrofa:


Una mujer que mientras vive no la sabemos estimar
porque a su lado todos los dolores se olvidan,
pero después de muerta daríamos todo lo que poseemos
por mirarla de nuevo un solo instante,
por recibir de ella un solo abrazo,
por escuchar un solo acento de sus labios.


Sin embargo pensamos que era mejor despedirla con una de sus poesías, por eso la idea de elegir una de las que escribió cuando murió mi padre.


¿En que lugar del cielo estás para buscarte?
¿En que nube te han dicho que residas?
¿Que camino he de seguir para encontrarte?
pues el Cielo tendrá amor, sus avenidas
En el silencio de mis tristes noches
Cuando sé que junto a mí te acercas
y en un susurro me dices: “ten fe y lucha
que esta separación no será eterna
En esas horas, amor, de soledades
dime tu dirección en un suspiro,
mi corazón encontrará tu huella,
y así mientras te busco, creerán que vivo


A pesar su pena vivió feliz. Disfrutó de sus 4 hijos, sus 6 nietos y su bisnieta Leire a quien acababa de conocer. Y pudo presumir de contar con excelentes amigos y de ser una persona cariñosa y afable querida por todos.
Charo ya no está entre nosotros y no dejamos de llorar su ausencia. Quizá intuyéndolo ya me decía en sus versos:


El día en que por fin vaya a reunirme
con mi amado compañero, niña mía
no me llores porque entonces no habré muerto,
que es ahora cuando muero cada día.




Espero que sea así mama, y que por fin descanses feliz a su lado.



Escrito y leído por su hija Ana en el funeral de Charo Morilla, autora de este Blog