En un rincón de la casa solariega,
la que en otro tiempo fuera su reinado,
la anciana reza en silencio, el rosario
mientras los recuerdos, cruzan su cabeza.
Como objeto inservible, ella piensa
que ya su vida finaliza el camino,
y lentamente se marca el destino
con un no poder vivir, que ya le acecha
No quiere pènsar, ni siquiera en voz alta
¿Para que sirvo yo?...medita en sus silencios.
Solo sueña con olvidar el infierno
que la vejez como dura rémora arrastra
En su interior,una fuerza incontrolable
se resiste al futuro vislumbrado.
Piensa en ese ayer, lejano y recordado
en las noches de insomnios incongesables
Nada consigue ahuyentarle la tristeza
de los recuerdos día a día evocados,
despacio repasa las cuentas del rosario
y la vieja oración en silencio reza
"Dios te Salve María" dice una a una,
mas el nieto que llora su nombre clama,
rauda corre y cantando esa nana,
¡ES SU JUVENTUD LA QUE MECE LA CUNA!
Charo A. Morilla ( Madrid, junio 1998)
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