Mi pequeña Irene,
te voy a contar un cuento
dime el que tu prefieres,
si no lo sé, me lo invento.
¿Te gusta el de Cenicienta ?
¿O el Enano Saltarin?
Te lo cuento si te duermes,
porque me tengo que ir .
Y eso que si estas despierta,
veo tus ojazos verdes
que parecen esmeraldas
que en tu cara resplandecen.
Y quisiera contemplarlos
lo que me quede de vida
y contarte muchos cuentos
hasta dejarte dormida.
Te contaré uno nuevo
donde las brujas no existan,
y donde bellas princesas
sueñan al estar dormidas.
Y a ese Ángel de la Guarda
que te vela noche y día
he de pedir con fervor,
que te guarde niña mía
Que tu vida sea un remanso,
de sueños y fantasías;
He terminado mi cuento,
Irene....¿estás dormida?
Charo A. Morilla ( Luarca 1996)
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