viernes, 25 de marzo de 2011

Hijo

Para mi hijo José Miguel

Hijo, que palabra mas pequeña
y cuanto encierra,
de ternura de temor, y de calvario.
Te miro y te veo ¡tan pequeño!
y tu ya, presumiendo de tus años.
   Aún me creo ,que sin mí nada podrías
hacer, en tu lucha por la vida,
sin mis manos abarcando tus deditos,
el temor asomaría a tus pupilas.
   Y no es miedo lo que va ensombreciendo
el color de tus ojos infantiles,
es la luz de tus locos pensamiento,
y el calor de tus sueños ya febriles.
   Aún me  creo que le tienes miedo al mundo.
a cruzar la calzada sin mi mano
al chiquillo brabucón que te avasalla,
con su altura, su listeza, o sus años.
   Y ya vés, un mamporro le pegaste
al que osó en discusión decir mi nombre.
y me han dicho que te dobla la estatura,
que a tu lado el contrario, era un hombre.
  Hace poco, los bolsillos abultados
del pequeño pantalón que te ponías
parecían Arcas de Noé  en cosas raras,
que celoso y vigilante escondías
( Aún recuerdo una rana medio muerta
que me hizo gritar despavorida.
   Ahora en tus largos pantaloes
los tesoros en tus bolsillos han cambiado,
ecuaciones en papeles diminutos
y mas de un cigarrillo abandonado.
   Y me creo que sin mí no vivirias,
que el latir de micorazón te es necesario,
cuando anunciaste tu venida
a este mundo, hace de esto
hijo mío pocos años.
   Hoy, que tus quince años te abandonan
y el colegio te mantiene alejado,
he querido escribirte estos versos.
No son buenos, pero en ellos
mi sentir en cada línea he volcado.
   Hazte un hombre, mas no cambies
la raiz de tu ser por mi formado,
se honrado ama a Dios y en cada hombre
procura hijo mío ver a un hermano.
   Que el amor a la justicia sea tu lema
que el trabajo no te humille si es honrado,
que tu padre al no ser rico, tu sustento
lo gana a diario trabajando
   Y si Dios bondadoso me permite
contemplar tu cabeza encanecida
¡Déjame que te coja de la mano,
y me crea que te asusta aún la vida!
   Y si juntos paseamos por la calle,
yo, anciana y tus sienes plateadas
deja que mis manos, ¡aunque tiemblen!
te ayuden hijo mío a que cruces la calzada.


    Charo A. Morilla (Castuera- Badajoz, 1967)







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