viernes, 25 de marzo de 2011

A mi perro

Cuando esta vida abandone,
camino del Mas Allá,
al marchar mi cuerpo humano
en busca del Gran Misterio.

¡Dejad, que os acompañe
mi perro!

Y si en las tardes soleadas,
o en el frío y crudo invierno
no vais a depositar,
una flor sobre mis huesos.

¡Dejad al menos
que me visite mi perro!

Y si una oración piadosa
no elevareis a los Cielos
porque ¡Oh torpe de mí
no he sabido merecerlo

¡Dejad que lleguen a Dios,
los aullidos de mi perro!

                             
                         Charo A. Morilla

     (Infantes C. Real  1.974)

No hay comentarios:

Publicar un comentario